
mamadou en la puerta de su casa


amadou en la puerta de su casa poniendo los zapatos a secar
Amadou se levanta todos los días a las 4 am para ir a rezar a la mezquita que está enfrente de su casa, ya que la religión juega un papel fundamental en su vida. Su lugar de trabajo es la esquina de su casa, donde limpia los zapatos rodeado de la gente del barrio. Es muy conocido por su trabajo en toda la zona por lo que hay dias que puede llegar a limpiar unos 30 pares, aunque cada par no le lleva más de 5 minutos. Después de limpiar todos, entra a su casa, donde tiene un pequeño patio interior y donde cuelga los cordones de cada uno de los zapatos para que se sequen.




la matrona junto a las 7 mujeres y sus hijos recién nacidos

la matrona, su hija, nietas y bisnietos me contaron historias durante horas.


el patio de la casa de la grande famille

fotos de la primera edición del festival de musica de abene, donde la matrona participó como bailarina.


mamadou lijando las ramas de palmera que utilizará para construir una de sus casas
Un minibús y una motillo después, llegué al pueblo de pescadores de Elinkin, donde el sobrino de Mamadou me esperaba con su bote para cruzar a Effrane. La isla está rodeada por las aguas del río Cassamance y los manglares, no se escucha nada más que los pájaros.
En ella esta el terreno de Mamadou, donde trabajan el y otros miembros de su familia. Entre ellos está Tida, su hija y la encargada del campamento. Además, conviven en armonía con muchos animales: pollos y pollitos, cabras, perros, patos... Todos campan a sus anchas. Como dice el "aquí cada uno hace su vida, vivimos tranquilos".
Mamadou es un hombre de 70 años, originario del pueblo de Elinkin y de étnia djiola.Toda su vida ha estado muy conectado con el mar. Trabajó la mayor parte de su vida como patrón de barco y cocinero, además, la pesca, es una de sus grandes pasiones. Vivió varios años en Francia y viajó por diferentes países europeos, incluido España. Ahora, vive tranquilamente en una de las 5 islas que compró hace 20 años. Su objetivo es seguir trabajando para poco a poco crear en estas un hospedaje sostenible para turistas. Un sitio donde compartir y aprender de la cultura de la región.
"La vida aquí es muy tranquila,trabajamos, pescamos, compartimos en familia..... Si vienes aquí, tienes que adaptarte a este ritmo".
La jornada transcurre entorno a la pesca y a la construcción del lugar. A sus 70 años sigue trabajando duro en su terreno. El otro día, estuvimos moviendo hojas de palmera para construir el tejado de una de las casas. Ha construido con sus manos la mayor parte de las cabañas que se encuentran ahí, incluida la casa en el árbol de baobab en la que tuve la suerte de dormir. Esta la construyó junto a su sobrino en solo un mes. Desde la cabaña, podía coger los frutos del árbol.

el sobrino de mamadou teje una red para ir a pescar

la isla mamadou tiene unas vistas privilegiadas
Los dos días que estuve con él y su familia tuve la suerte de disfrutar de este trocito de paraiso. Un sitio totalmente natural sin electricidad, solo electricidad solar, donde usábamos velas y el agua del pozo para ducharnos. Disfrute y aprendí sobre la cultura djiola compartiendo comidas, té, conversaciones y música. Además, nadamos en el manglar, vimos la luna llena salir por encima del río, vimos delfines pasando delante de la casa, comimos ostras a la brasa, pescamos, nadamos con plantón luminoso y aprendí un poquito más sobre la música y los instrumentos típicos del lugar. En Cassamance la música representa una parte muy importante de la cultura.

el té es algo que nunca falta

la casa del árbol que mamadou construyó con sus manos y donde ahora se alojan clientes.

uno de los maravillosos atardeceres tras los arboles de baobab de su terreno