En Sri Lanka acabé por casualidad en la cofradía de un pequeño pueblo.
Ahí, mientras me enseñaban a coser redes, aprendí que son una de las pocas comunidades del mundo que sigue practicando pesca a pequeña escala, A diferencia de los grandes buques propiedad de grandes multinacionales. De hecho , en un pequeño laboratorio, varios teóricos estudian esta comunidad y sus especies de peces.
Cada día, salen a la bahía con cañas y sus barcos de madera ,más parecidos a canoas hawaianas. Las playas están repletas de eestas embarcaciones y desde la orilla, se les puede ver pescando a escasos metros. Parecen gondoleros. 
Lo bueno es que siguen sobrevívendo al arrollador turismo de lujo que se aloja en sus playas. Por suerte, siguen pescando y viviendo de ello.
En la cofradía, conocimos a los dos únicos hombres que siguen tejiendo redes.
Estos hombres no eran pescadores solo rederos . Dedican 8 horas al día a buscar los agujeros creados en la redes y las cosen para poder seguir utilizándola. A diferencia de lo  ocurre aquí, no las tiran, las reparan. Al ser las únicas personas expertas en ello cobran mejor que realizando otros trabajos. Pero al igual que la mayor parte de oficios, hay pocos jóvenes que quieran seguir con este trabajo.
Me explicaron que muchos de los agujeros los causan atunes gigantes en alta mar. Está, en concreto, medía 5.000 Kms y tardarían unos 7 días en arreglarla. Las redes grandes las dejan un mes en alta mar. Pero también nos enseñó redes pequeñas usadas en la bahía para pescar peces más pequeñitos.
También intentamos coser 
Mientras cosían, charlaban tranquilos . Llegaban pescadores, se sentaban , se unían a la conversación y se volvían a marchar.
Todavía se respiraba paz…. 
Supongo que la misma que cuando era pequeña y acompañaba a mi abuelo a pescar en Lekeitio. Después nos reuníamos con mi abuela en la cofradía donde las mujeres todavía cosían.

You may also like

Back to Top